viernes, 22 de julio de 2016

Pesadilla

Es una pesadilla, una pesadilla que se repite de nuevo. Te han arrancado el corazón de cuajo. Ha sido doloroso pero ahora todo es diferente, lo ves desde otro punto de vista. Analizas las situaciones planteándote millones de alternativas a un mismo problema. Y es cuando te paralizas. Tu mente estalla y tu cuerpo se desparrama por el suelo de aquella habitación. El disparo ha sido directo y ha logrado su objetivo. 

Pánico, miedo y desconfianza. 

Una vez en el suelo, todo se ve nubloso, no logras discernir la realidad. No sabes si te duele tan siquiera. Es una sensación agobiante a la par que agradable. Comienzas a hablar en voz alta, necesitas oír algo y espantar a tus pensamientos. 

Hace frío en una noche de 40 grados.

Te acurrucas bajo esa desnudez que te hace sentirte más débil todavía. El suelo está mojado. No sabes muy bien de qué. Te levantas, notas el aire caliente chocar contra tu rostro empapado en lágrimas. No sabes muy bien cómo sentirte. No entiendes bien qué camino debes escoger. Sigues hablando en voz alta. Cada vez más alta, ahogando de nuevo los pensamientos. Miras a la luna y sientes que solo ella es testigo de lo que sientes, de cada escalofrío que recorre tu cuerpo y de cada sentimiento roto. Haces memorias y notas las balas, los hachazos en tu espalda, incluso te la tocas para saber si sigues sangrando, pero no. No sangras, la hemorragia ha parado. Te sientas en el sofá y te enciendes un cigarrillo. El sabor rancio del tabaco te hace que tosas y que te des cuenta de que está todo perdido. Miras hacia atrás y ves un muro invisible. tu mano va a tu pecho.

Es el momento.

No sientes nada, no late tu corazón y no te duele nada. Vagas por la casa como si fueras un zombi. No te importa nada de lo que pueda suceder, solo te guías por instintos. Te echas en la cama y lloras, lloras como hacía mucho que no llorabas. Pero esta vez, no sientes nada por dentro, vuelves a hablar contigo misma.

No tengo el valor necesario para continuar.

Alcanzas a poner el ordenador, y tecleas algunas frases para que no se te olviden jamás. Es cuando miras a tu alrededor y no sabes qué es lo que está pasando, todo parece una pesadilla. Una pesadilla que no sabes como salir de ella. Una sensación indescriptible que te conmueve todo el cuerpo y que te hace darte cuenta de que ya nada será igual de que tú ya no tienes corazón y que ya no te pueden hacer más daño. 

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